El otro día, una de ustedes me mentó la madre porque nos besamos en una peda y no volví a hablarle. Dentro de la mentadiza que me tocó, el mayor argumento que había era un “claro, como no quise coger contigo la primera noche, me mandaste al carajo” y quiero hablarles tantito de esto.
Sí, podemos ser unos patanes de mierda. Sí, he sido un patán de mierda, pero no todo funciona así. Siento mucho si han tenido malas experiencias en el pasado, pero nosotros también. No está chido que las hayan lastimado y que sólo las hayan utilizado para coger cuando ustedes querían algo más, pero a nosotros también nos ha tocado. No estoy escribiendo esto para defender a mi género ni para encontrar el hilo negro de las relaciones amorosas, nada más lo hago para hacer una confesión y para que vean que no siempre estamos pensando con el pito.
Yo a esa mujer no le dejé de hablar porque no habíamos cogido. No le dejé de hablar porque no aflojó o porque me iba a costar un chingo lograr coger. Le dejé de hablar porque para mí, no hubo nada en ese primer beso. Porque sí, por una vez en la vida se topó con un hombre que buscaba más que una noche de sexo borroso y cuasi anónimo y que al no encontrarlo en el primer beso, no quiso profundizar más. No le quiero dar connotaciones mágicas al primer beso, pero sí algo de importancia. Quieran o no, todas (y todos) ustedes han tenido besos que ni recuerdan (por más que quieran) y otros que no pueden olvidar (por más que quieran, con todo su ser). Primeros besos que les hicieron sentir cosas que en su puta vida habían sentido y que les ha costado volver a encontrar. Y esto fue así, ¿para qué seguirle hablando e intentar profundizar las cosas si me estoy dando cuenta que no va a jalar? Tal vez sea extremista plantear todo el futuro de una relación en un solo beso, o simplemente sea muy pendejo, pero a veces, así es.
Porque no, un primer beso no nos puede decir todo lo que hay, todo lo que nos espera y lo que puede ser. Pero sí nos puede decir todo lo que no hay, no nos espera y no va a ser.
Así que, la próxima vez que se enojen porque sólo las queremos utilizar, dense cuenta que tal vez, los que están esperando que salgan chispas, fuegos artificiales y pajaritos animados de Disney en el primer beso, somos nosotros.
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29 enero 2012
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