Últimamente me he contenido mucho en Facebook. Normalmente no me cuesta trabajo no comentar las fotos de los demás de forma sarcástica y/o burlona pero ya no puedo. Cada día la gente es más pendeja, más naca, más narcisista y vacía. Cada día le grito cosas a mi computadora esperando sacar mi ira. Esperando que de alguna forma esa persona escuche mi insulto. Creo que Facebook nos ha mostrado un lado de nuestros amigos que no conocíamos y que de cierta forma no queríamos conocer. Y, desafortunadamente, es un lado del que no podemos hablar porque, como buenos amigos, tenemos que aguantarlos en las buenas y en las malas, y las malas implican no entregarnos a ese deseo de humillarlos de forma pública en la red.
Pues no más. Hoy digo que no más y suelto una plegaria por la libertad de expresión sin compromisos amistosos. Hoy estoy aquí sin miedo. Hoy, de una vez por todas enlistaré las cosas que siempre he querido poner en sus fotos de Facebook y no he tenido los huevos para hacerlo. Hoy escribo todos esos pensamientos que he tenido en los últimos 3 años y he reprimido. Pensamientos con los que he batallado y silenciado. Si les queda el saco pónganselo y luego me buscan para partirnos la madre. Voy a decirles cosas que seguramente ya sabían pero se niegan a aceptar. Cosas reales. Cosas terribles. Cosas que espero no me cuesten su amistad y si sí, pues ni modo, tal vez no estábamos destinados a ser amigos para siempre.
Prepárense para una descarga de emoción y honestidad como nunca la han visto.
Empecemos.
1. Me quiero convertir al hinduismo para darte tan fuerte que los huequitos que tus nalgas dejan en el sillón queden marcados para siempre en mi pelvis cada vez que reencarnemos.
2. Estás más gorda.
Fin.
Si como yo han cargado con esto años, siéntanse libres de desahogarse en los comentarios.
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15 julio 2013
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