donde toda mi estupidez y mis patologías cobran vida.

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14 agosto 2010

Píntame Dedo.

No les voy a mentir, soy fresa. Es cagante aceptarlo y decirlo pero es la verdad. No importa cuanto metal escuche, cuantos piercings más me haga, de vez en cuando voy a acabar en un antrillo mamón en el que me voy a estresar por toda la banda que va de camisa como si fuera uniforme y los que van de playeras son todas de Urban Outfitters. Sin embargo, cuando no haya gente malacopa queriendo reventarme “una tella de Bacachá” en la cabeza, la voy a pasar muy bien con mi tella de Bacachá en la mesa bailando y esperando con ansias el momento para ser el único que cante completita la de Jump Around.

Así que es diciembre del 2008, me encuentro en un antro de éstos con mis amigos festejando el cumpleaños de la grandiosa novia de un grandioso amigo. Todo bien, todo ebrio, todo normal. Fue una de esas noches que dio varias cosas nuevas para recordar con cariño: La importancia con la que el hermano de mi amigo nos hizo entrar, el perfume de una mujer que justo cuando pasó junto a nosotros, todos volteamos y dijimos “no mames, ¿quién olía tan bien?” en vez de “no mames le viste las tetas a esa mujer, eran del tamaño de mi cabeza”, entendiendo la importancia del sentido del olfato. El que una vieja amiga y futuro intento fallido de novia reapareciera esa noche y una güera de vestido verde a la que jalamos a una foto. Todo era normal, hice lo de siempre, me ahogué, bailé encima de los sillones, reí mucho e hice el ridículo con toda mujer ahí, todas menos una. Iba caminando al baño cuando vi a un grupo de jovencitas que estaban contando con los dedos mientras cantaban una canción que asumo decía “one, two, three, four” o algo parecido, pero no era la de Coolio. Me paré frente a ellas e hice varias cuentas con mis dedos sólo para joder - mis métodos de ligue están CA BRO NES – y una de ellas dejó de contar y me pintó dedo. Cualquier persona normal lo hubiera tomado como insulto o un “lárgate”, pero para mí fue una de las cosas más sexys que he visto y se lo dije. Seguí mi camino hacia el baño ya que aunque sabía que mi noviazgo estaba a días de terminar, todavía tenía novia y no me encantaba la idea de andar pidiendo teléfonos “por si las dudas” así que me olvidé del tema y oriné. Eventualmente, me encontraba bailando sobre un sillón cuando ella se acercó y me volvió a pintar dedo con una sonrisa, bajé en chinga para platicar con ella y justo cuando la tenía en frente mis amigos me jalaron y nos fuimos.

¿Por qué les cuento esta cursilería bizarra? Porque justo fui a uno de estos lugares y me encontré buscando una seña obscena. Porque hoy, casi 2 años después del hecho, sigo pensando en esa mujer cuyo nombre ignoro y cara no recuerdo. Sigo con esa imagen de ella pintándome dedo con una ligera sonrisa y no con la de una mujer de cuerpo perfecto, ojos hermosos, una que bailaba increíble o el mejor beso que me han dado, no, sólo una simple seña. Una seña que hace que siga mentándome la puta madre en el espejo todos los días por no haberle preguntado ni su nombre.

Dedo para todos.



5 comentarios:

  1. Dedo para ti también chato. Y qué bueno que aceptas que eres fresa.

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  2. Me imagino bien lo enamorado que estarías si te lo hubiera metido por el culo... en señal de ofensa, claro.

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  3. She will haunt you forever . . .

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  4. Yo no sabia que fueras fresa! es mas ni siquiera sabia que existias pero que linda historia, me ha pasado muchas veces y es de esas cosas que te arrepeitnes de por vida, dejaste ir algo que se te presento y lo dejaste pasar y... te estoy haciendo sentir peor?

    .l.

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