Sueños destruidos

De niños soñamos con muchas cosas. Algunas son pesadillas que involucran rodillas que hablan y a Hulk intentando tejer. Pero en general tenemos sueños bonitos de cosas fantásticas, lugares más felices y lo más importante, nuestras fantasías de lo que queremos ser de grandes. Algunas eran simples, ser bombero, policía, vaquero, vaquero gay, sheriff, sheriff gay o mago. Algunas eran más complejas y difíciles: astronauta, científico loco, millonario, ganador del premio nobel, actriz de hollywood, actriz de tv azteca... no perdón, esa es pesadilla. Y finalmente las fantasías estúpidamente absurdas: robot, súper héroe, actor porno, pitufo, snorkel, lider de pandilla, roba bancos, jugador profesional de algo, súper villano o filósofo.

Ciertos niños logran cumplirlas, pero son muy pocos, y en caso de que seas de ellos entonces entran fantasías nuevas. Por ejemplo, logras ser actor, ahora quieres casarte con una súper modelo sueca, eres rockstar quieres hacer una colaboración con tu ídolo, eres alguien cagado, quieres ser la voz de una caricatura (confieso que esa sigue siendo una de las mías) y finalmente si eres deportista famoso buscas estar en la portada de un juego de video o por lo menos poder jugar contigo...la dejo para ustedes...en el juego y tener tu propio muñeco de McFarlane Toys. Es el equivalente a que seas un bebé dinosaurio, llegues al Planeta Tierra, te pongan lasers en la cabeza y sierras en las manos, te conviertas en un Dino Rider y Ensueño haga un muñeco tuyo.

¿Por qué McFarlane toys? Pues creo que todo deportista sería muy feliz al ser inmortalizado en cualquiera de estas poses e...jajaj iba a poner eróticas pero en realidad son heróicas.






¿Qué pasa entonces cuando eres uno de los jugadores de americano más famosos, y de cierta forma, talentosos de la liga? ¿Qué pasa cuando eres Terrell Owens? Tu juguete debe ser impactante, despampanante, increíble, astonishing y breathtaking...






o te pueden hacer sentado en la banca.

Pobre T.O., hasta yo tengo un Muppet de mí más chingón.